Por: Alma Febus Fontánez
De acuerdo con ciertas estipulaciones sociales es imperante que un momento determinado de nuestra vida , seamos poseedores de una casa, un auto, una relacion matrimonial, hijos y entre otros elementos, hasta un perro.
Ahora bien … Cuan justas y razonables resultan las reglas sociales, que inclusive, en un sin numero de oportunidades se imponen en nuestra vida cargadas de frustraciones y sinsabores pertenecientes a otras gentes y a otros tiempos. Podríamos ubicar su eficacia, justicia y razón dentro de un marco transparente, gris o simplemente, obscuro?
A mi juicio el ser humano debe ser contemplado como un ente circunstancial. En términos psicológicos se entiende que el individuo es creador de sus propias circunstancias, las cuales se encuentran cimentadas en la forma de manejo del pensamiento, que a su vez impulsa las emociones, que inevitablemente forjaran su situacion de vida particular. De manera que en primera instancia sucede el pensamiento y luego sucede la emocion que impulsa a la circunstancia. A nivel místico este proceso ocurre de modo opuesto a lo que representan las postulaciones psicológicas. El misticismo comprende que el ser humano experimenta las emociones, que afectan de modo positivo o negativo el pensamiento y entonces luego surgen las circunstancias.
En fin, de uno u otro modo, siempre sucederán las circunstancias. Acá lo interesante pudiese estar representado por la capacidad que posee el ser humano para identificar asertivamente las mismas, evaluarlas e inclusive, elaborar algún plan de acción que le permita transformarlas, modificarlas o simplemente erradicarlas. Todo este proceso, solo sucede al momento en que el individuo logra elevar sus niveles de conciencia, a través de la observación estricta de cada experiencia, habiendo extraído mas allá del dolor, cualquier tipo de emoción o sentimiento, el Aprendizaje.
Podemos establecer analogías entre el ser humano y un instrumento musical, considerando que al igual que este, posee un color o timbre característico, posee una frecuencia, emplea el tiempo y ritmo de acuerdo a las circunstancias y alcance. Del mismo modo que un instrumento musical, el ser humano recorrerá su camino y alcanzara su destino, de acuerdo a sus posibilidades circunstanciales. Si todos pensáramos, sintiéramos, nos expresáramos y actuáramos del mismo modo, al unísono, sin poseer caracteristicas particulares y formas de funcionamiento particulares, además de que resultaría ser un poco aburrido, tendríamos que realizar una fila, con el fin de no entorpecer el camino y destino de los otros.
A todos nos corresponde recorrer un camino conducente a un destino, pero sin duda, la llegada de cada cual es independiente y a destiempo con relacion a los demás. Resulta imperante el hecho de estar atentos a las aspiraciones del corazon, mas que a los deseos, alerta ante nuestras necesidades y sobre todo, alerta ante las reglas sociales, que con frecuencia, no necesariamente resultan adecuadas para nuestra vida, pues pudieran alejarnos de nuestra verdad y naturaleza humana.
En oportunidades nuestra vida transcurre y sucede de forma distinta y en diferentes tiempos en relacion a los demás. Que mas da? , pues lo mas importante debería ser el vivir conectados a nosotros mismos, a nuestras aspiraciones y no a las aspiraciones del resto de la humanidad, respetando nuestro propio tiempo y sin realizar comparaciones con los demás. Cuando establecemos comparaciones, nuestros ojos observan gente mas pequeña o mas grande que nosotros, tergiversando de este modo, las ideas de la mirada de quien observa, pues ningún ser humano es mas o menos que otro. Efectuar comparaciones o competir con los demas, nos convierte en gente vana y amargada, incapaz de establecer hermandad con la vida y sus procesos evolutivos, a través de la Simpleza. En la ausencia de las espectativas sociales, elementos materiales innecesarios y comparaciones, es posible apreciar el camino de manera entendida y mejor aun, otorgamos lugar al encuentro con nosotros mismos, lo cual permite validar memorias del corazon, que a diferencia de la materia, no envejecen, ni se rompen.
No importa el destino, si el camino ha sido recorrido de forma digna haciendo honor a la congruencia entre el Pensamiento, el Sentir y Aspirar del Alma, la Palabra y la Acción. Vivir de forma digna y congruente, nos permitirá al final de nuestra estancia en este plano, reafirmar nuestra capacidad humana de vivir a traves de la Verdad, de nuestra verdad y no a través de las ideas, criterios o estipulaciones sociales. Como dice una canción propia de mi tiempo: “Siempre es necesario escuchar muy atentos, de modo que seamos capaces de determinar, si lo que opinen los demás es adecuado para nuestra vida o simplemente, esta de más.”
Namaste!
Por: Alma Febus Fontánez
Para: Verde-Vida